Diario de trabajo para montar a Kleist por Mariana Percovich

“Cuantas cosas se agitan en el corazón de las mujeres que no son para ser mostradas a la clara luz del día”

Pentesilea de Heinrich Von Kleist (Alemania, 1777-1811)


martes, 17 de agosto de 2010

El mito de las Amazonas



Las Amazonas en la antigüedad

La leyenda de las mujeres guerreras o Amazonas habría tenido origen en la
batalla de Termodonte, cuando los Griegos salieron victoriosos de la batalla contra esas extrañas mujeres. Las que fueron hechas prisioneras fueron llevadas en los navíos, pero en alta mar se sublevaron y diezmaron a los hombres. Desconocedoras de las artes de la navegación, estuvieron a la deriva y llegaron al Mar de Azov, donde habitaban los Citas.
Las Amazonas consiguieron inicialmente robarles los caballos, pero los Citas acabaron venciendo. Solo después de ver sus cuerpos sin vida los Citas se dan cuenta de que habían estado luchando contra mujeres. Extraña es la actitud de los Citas que, en
lugar de diezmar a las Amazonas, les proporcionan campamentos junto a los jóvenes de la tribu para «incentivar» el emparejamiento, para que nazcan hombres guerreros superiores físicamente. ¡Pero esto ocurrió hace más de seis mil años! Las Amazonas, habituadas a su libertad, acaban por partir e irse a vivir más allá del Río Tanis (actual Río Don).

Las Amazonas son el primer y más persistente mito de mujeres en libertad viviendo en comunidades. Poderosas, porque manejaban armas, es curioso referir que ese factor de superioridad era marcador para los hombres que se cruzaban con ellas.
Tener armas es, ayer como hoy, tener poder. Está estudiado que las regiones donde vivieron tenían grandes reservas de hierro. De ahí que ellas mismas fabricaran las armas. Y eran guerreras porque querían conquistar territorios para instalarse. En cuanto a la descendencia, como normalmente vivían cerca del mar o en islas, eran regularmente visitadas por hombres aventureros o marineros, más o menos incautos, que de buen
grado se emparejaban con aquellas mujeres. Ellas únicamente se quedaban con las hijas
y repudiaban o mataban a los de sexo masculino. Eran, también, tiempos de barbarie.
El éxito y perennidad del interés por las Amazonas se debe precisamente a que ellas encarnan una sociedad donde los papeles sociales estaban invertidos. Mujeres luchadoras, poseedoras de caballos y armas y sin familia tradicional organizada fascinaron y quedaron inmortalizadas en cuentos y leyendas populares de un universo vastísimo.

En el siglo III a. C. las Amazonas ya habrían alcanzado Grecia, antes solo se sabía de su localización en Asia Menor. Durante siglos sus historias poblaron los imaginarios de Griegos y Romanos, y más tarde con Colón el mito fue transportado hacia el Nuevo Mundo. La presencia de las famosas guerreras en la guerra de Troya
quedó como elemento importante del mito y, en La Ilíada, Príamo recuerda los tiempos en que él y sus hombres las combatieron. Ellos las consideraban precisamente"«antineirai», que significa «equivalente a los hombres», por tanto sus iguales. El héroe de La Ilíada, Aquiles, entablará un combate con Pentesilea, reina de las Amazonas.
En la Eneida de Virgilio (70-19 a. C.) poema épico, se habla de la Guerra deTroya y de las Amazonas.

Según los especialistas el mito de las Amazonas se halla en todos los continentes, excepto en Oceanía. Se tienen por verdaderas en China, en las «islas misteriosas», en relatos de navegantes árabes del siglo XI a XIII. A través del folclore de Escandinavia, de Rusia, de Bohemia, de África y de las Indias. Podemos seguir el rastro de relatos de su existencia y concluir que las Amazonas impresionaron vivamente a hombres de todos los tiempos. Ellas fueron y son un tema recurrente y han servido de inspiración para obras literarias y han seducido y seducen a pintores, escultores, compositores y autores de teatro.

Las Amazonas de la Grecia Clásica

Se sabe que las Amazonas se establecieron en la isla de Lesbos, patria de Safo
(la mayor poetisa de la Grecia clásica [siglo VII y VI a. C.]), en Lemnos y en la Samotracia, más al Norte. Según la mitología griega, las Amazonas eran hijas del dios Ares (dios de la guerra, hijo de Zeus) y de la ninfa Harmonía (ligada al culto de los dioses de Samotracia). La mitología de estas mujeres diferentes viene de la protohistoria de Grecia.

Las Amazonas serían originarias de la Tracia o de las costas meridionales del
Mar Negro (Cáucaso) y se establecieron inicialmente en la Capadocia (hoy territorio
turco) habitando las riberas del Río Termodonte. (En el siglo XVII, Rubens pintó dos
expresivos cuadros donde representa las luchas de las Amazonas contra Teseo,
precisamente sobre este río). Las Amazonas se habrían apoderado de Éfeso, donde
fundaron el más antiguo templo a la diosa Artemis, diosa ésta relacionada con el amor
entre mujeres. Habrían fundado también la ciudad de Mitilene, en la Isla de Lesbos, hoy
francamente relacionado con el lesbianismo, aspecto que llena incontables páginas de
Internet. Hay una revista belga de lesbianas, con el nombre de Pentesilea.
También las mujeres mastectomizadas se identifican con el nombre de las
Amazonas.

Uno de los encuentros más relatados de las Amazonas fue con los Argonautas
que llegaron a la Isla de Lemnos. Fueron bien recibidos, hasta el punto de que
permanecieron allí un año, casi olvidando su misión, que era la demanda del «Vellocino
de Oro».

Combates

Los más célebres combates de estas audaces mujeres fueron contra el corintio
Belerofonte (uno de los héroes de La Ilíada), que las venció y a quien Eurípides dedicó
una tragedia; contra el héroe de Atenas, Teseo, que se enamoró de la reina Hipólita, y de
cuya unión nació Hipólito, protagonista de otra tragedia de Eurípides (siglo V a. C.) y
uno de los pocos hijos de Amazonas que alcanzaría la edad adulta, y que tuvo un fin
trágico; contra Aquiles, otro héroe de Homero, que se enamoró perdidamente de otra
reina de las Amazonas: Pentesilea. En este caso, la guerra de Troya puso a los dos
amantes en campos opuestos. Aquiles venció a la reina de las Amazonas, pero en el
momento en que le enterró la espada en el pecho se sintió subyugado por el encanto de
su intrépida opositora; pero ya era tarde. El combate más representado es sin duda
contra Hércules, siendo este enfrentamiento el octavo de los llamados Doce Trabajos de
Hércules, que consistía en arrebatar el cinturón de Hipólita. Ésta, por amor, lo ofreció
sin lucha, pero la celosa mujer de Zeus, disfrazada de Amazona, provocó la confusión
entre el ejército enemigo y Hércules por error mató a Hipólita. Otra reina de las
Amazonas, Talestris, habría vencido al rey persa, Ciro el Grande.

La larga Edad Media también escogió a las Amazonas como tema. Para muchos
pintores ellas fueron pretexto para mostrar su talento dibujando y pintando cuerpos
femeninos, que de otro modo no habrían permitido los cánones de la época. En el
Renacimiento el tema fue tomado con otra intención y sabiduría. Son muchos los
grandes pintores que las han inmortalizado. Y llegan a nuestros días, dando siempre
origen a nuevas interpretaciones.

En La Divina Comedia de Dante y en Camoens, más concretamente en Os
Lusíadas, influido por La Odisea, cuando la diosa Calipo retrasa a Ulises bajo los
encantos del amor, en los cantos IX y X en la Isla de los Amores, hay una clara
influencia de las islas pobladas por esas mujeres.

El simbolismo de las Amazonas, como guerreras fue también importante para las
mujeres del período de la Revolución Francesa (1789). Fueron conocidas, en 1790, las
Amazonas de VIC (departamento de los Altos Pirineos).